En 1975, Dersu Uzala supuso el regreso de Akira Kurosawa al gran cine (Rashomon, Los siete samuráis, El trono de la sangre), tras el interludio "underground" que con Dodès-Ka-Den había marcado el punto álgido de la crisis del director japonés.
Dersu Uzala es un viejo cazador de la tribu Goldi que, a principios del siglo XX, vivía de forma nómada en los bosques de Siberia en una relación indisoluble con la naturaleza.
El director se basó en dos libros leídos en su juventud por el explorador Vladimir Arseniev, titulados En las profundidades Ussuri y Dersu Uzala, que se funden en la película.
Dersu Uzala, que se ha convertido en el guía de un grupo de topógrafos rusos que se adentran en la naturaleza en 1902, entabla una profunda amistad con el capitán que es su opuesto, ya que procede de un entorno cultural muy diferente. El guía revela los secretos de la naturaleza a los miembros de la expedición y es así como el capitán descubre, gracias a Dersu, el verdadero sentido de la existencia. Cuando Dersu empieza a perder la vista, el capitán lo lleva a vivir con él a Moscú, donde el Cazador de las Grandes Llanuras, incapaz de aclimatarse a la llamada civilización, decide volver a sus queridos bosques. En las afueras de la ciudad, es asesinado por un bandido que quiere apoderarse del rifle que el capitán le dio al anciano para sobrevivir en Siberia. El hombre de la taiga es castigado por la naturaleza, cuyas leyes ha violado al matar a un tigre (animal sagrado del bosque) para salvar a su amigo el capitán. La naturaleza se convierte así en protagonista de la película: Kurosawa, emulando a Flaherty y Dovzhenko, la anima, llevando a la pantalla su aliento, su magia y su canto, pero también sus gritos y su crueldad. Un ejemplo es la tremenda tormenta en el lago helado, un ejemplo épico de la lucha por la supervivencia. Kurosawa filmó en los lugares descritos por Arseniev: de ahí el encanto epidérmico de la película, un viaje de cuento de hadas a través de espléndidos paisajes, música misteriosa desde las cumbres, bosques amenazantes y horizontes hasta donde alcanza la vista. El éxito de la obra se debe también a la inolvidable interpretación de Maksim Manzuk, veterano del teatro de Tuva y musicólogo, que hace de Dersu Uzala un personaje inolvidable: la viril amistad con el capitán (Yurij Solomin) está narrada sin sobresaltos románticos ni retóricos y toda la película se basa en un equilibrio de relaciones que no conoce lagunas de tono ni desprestigio. Cabe destacar la valentía de Kurosawa, en años en los que todo debía ser político a toda costa (algunos críticos "comprometidos" se lo reprocharon), para desarrollar un tema sobre la relación entre el hombre, la naturaleza y el progreso. En este sentido, se acerca al gran Luis Buñuel, que decía: "La primera revolución que hay que hacer es la ecológica. El problema político ha pasado a un segundo plano". Dersu Uzala ganó el premio de la Academia a la mejor película no americana en 1976.
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