Necrofobia (Argentina - 2014) es un thriller psicológico que despierta la curiosidad ya desde su título.
El término indica el miedo a los cadáveres y a la muerte, una fobia que el director argentino Daniel De La Vega trata a fondo en esta intensa película.
Necrophobia goza de una excelente banda sonora original del reputado compositor italiano Claudio Simonetti, cuya música se integra en una película sombría, resaltando aún más su lado oscuro.
Situado en el centro de la historia como uno de sus muñecos, pero animado por fuertes emociones que le arrastran a profundas crisis de identidad al límite de todo aguante, Luís Machín, el personaje clave de la película, se convierte en un espejo humano de la necrofobia y consigue implicar emocionalmente al espectador en su delirio.
Trama.
El ruido de una máquina de coser seguido de la imagen de una habitación llena de maniquíes cubiertos de celofán y envueltos en niebla forman parte del mundo onírico de Dante, un hombre ocupado en confeccionar el traje que tendrá que llevar en el funeral de su hermano gemelo Tomás.
Una música lúgubre y asfixiante acompaña los sencillos gestos de la protagonista, haciéndolos siniestros, mientras los planos se posan en los detalles de unos inquietantes maniquíes y bustos que no sólo tienen un uso sartorial, sino que también sirven como accesorios de decoración. Mientras se pone el traje y se refleja rodeado de sus marionetas desgastadas por el tiempo, los ojos brillantes de Machin revelan un alma sufriente.
Es la presentación del protagonista, un sastre, un hombre aparentemente normal y apesadumbrado. Lo que sugiere que es un personaje ambiguo es, sin duda, su enorme sastrería, un lugar siniestro y lúgubre poblado casi exclusivamente por maniquíes y partes de ellos. Su personalidad perturbada sale a la luz en la secuencia del cementerio, donde la omnipresente sensación de muerte (amplificada por el funeral y el cadáver de su hermano en el ataúd durante el servicio religioso) desencadena en él una necrofobia que más tarde se manifiesta en una reacción incontrolable. Al quedarse solo entre lápidas y tumbas familiares, le invade el pánico. A medida que avanza la historia, se va delineando el personaje principal que, gracias a la habilidad de Luis Machín, se convierte en el eje y pilar de la película.
Tras el duelo, una serie de tristes acontecimientos pesan sobre él como un peñasco, empujándolo a un lento e inexorable descenso al abismo de la locura, mientras un crescendo de tensión y desesperación encuentran su clímax en otro lugar de muerte. Después del cementerio, también será el turno de la morgue, un lugar asfixiante donde la necrofobia no tardará en manifestarse. En esta intensa película fúnebre dirigida por el muy talentoso Daniel De La Vega,
Dante deambula por las entrañas de esta historia enfermiza como una marioneta guiada por las manos de un destino cruel y tortuoso hasta el final del relato. La constante sensación de muerte que destila esta película se refleja también en una fotografía (de Mariano Suárez) igualmente fría, carente de color y vitalidad, en perfecta armonía con el tema. Necrofobia es una película con una gran carga emocional que no da cabida a la esperanza, sino sólo a sentimientos devastadores y dolorosos. Es una obra cinematográfica llena de fascinación pero también de gran tensión por el vínculo que se crea entre el protagonista y el espectador... este último se convierte casi en la esponja que absorbe el dolor y la negatividad del personaje principal.
Necrofobia es una película diversa y cambiante cuya historia sigue un camino personal y abarca no sólo la fobia a la muerte, sino también la locura en todas sus fases. Entre los claros homenajes a la filmografía de los años 70 y 80 (Torso, Trampa para turistas, Maniac y también el cine fulano y argentino) presentes en Necrofobia, se aprecia claramente el impecable estilo de dirección de Daniel De La Vega, que ya demostró su capacidad en La sombra de Jennifer. La sólida dirección se combina con un guión impecable (Daniel de la Vega, Nicanor Loreti y Germán Val) y la extraordinaria y sobre todo impresionante interpretación de Luís Machín en el papel de un personaje inolvidable.
Además de Luís Machín, el reparto incluye a Viviana Saccone, Hugo Aztar, Gerardo Romano, Raúl Taibo, Pablo y Ariel Juin, y Fabiàn Forte. La producción corrió a cargo del propio director Daniel De La Vega, junto con Néstor Sánchez Sotelo. Las secuencias más fuertes de la película (la amputación de una mano, un cadáver cortado con tijeras, una garganta cortada con una sierra) son también acertadas y eficaces, gracias al diseñador de efectos Alberto Jaceniuk y a Rebeca Martínez (Make up FX). Necrofobia es un detallado viaje a las fobias en el que es imposible no perderse.